La noche fría amasa el sobrepeso
de la amante pecosa,
para que yo me burle del espanto
de perderte y perderte
y hasta nunca
hallarte más que en sueños torturados
de celos sin tus pelos,
huyendo de la rima el pensamiento.
¡Qué noche larga y fría!
¿Puedes volver, quizás, volver la vista,
volver atrás, volver, volver a verme
o los ojos cerrar,
cerrar esos ojazos
a tu pasado y a mi cobardía?
Las nubes grises llenaron de mugre
a la Luna enigmática.
¡Qué noche larga y fría!
Los ebrios tropiezan en cada bache,
como tropiezo yo con tu recuerdo.
¡Qué noche larga y fría!
La rosácea planicie de tu frente
no tiene luz que reflejar: la noche
oscura y fría es, cual mi abandono.
11 de diciembre de 2010.
domingo, 12 de diciembre de 2010
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