sábado, 27 de noviembre de 2010

¿Alguien sabe?

¿Alguien sabe que es sin sentido
esta búsqueda de la fe?
Nadie sabe si he dado pie,
si pisé el eslabón perdido,
si ser disfuncional es chido,
si el infierno volvió y se fue.
¿Alguien sabe qué es sin sentido?
¿Alguien sabe? Yo, no lo sé.


27 de noviembre de 2010.

Abjurando de Nietzsche


Reniego de mi amor enmascarado
por más que lo profundo busque máscaras,
pues hoy, en vez de fruto sazonado,
mi amor ha producido sólo cáscaras.

27 de noviembre de 2010.

martes, 23 de noviembre de 2010

Soneto que se sale















Va que se sale el verso, que no cabe

y se encabalga. ¡Menudo problema!
Ni un amor que fracase por sistema
hace justo olvidar cuanto se sabe.

Un dios menor busca quién lo alabe,
un virus salta sobre el exantema,
un sentimiento quiere ser poema
y un brujo teme que la magia acabe.

Vienen sinécdoques y metonimias
en busca del amor que en verso queda
de zafras endulzado y de vendimias.

Ay, el verso se sale, verso grueso
se sale. Y canta (¡sálvese quien pueda!),
canta sobre la música de un beso.

22 de noviembre de 2010.

martes, 9 de noviembre de 2010

(sin título)

I.-
¿Así? No. Quizás con una velocidad de obturación más baja... Pero los turistas siempre tienen prisa, una prisa urente, prisa no sé yo de qué, si el chofer del autobús los espera, flojo el nudo de la corbata, abierto el cuello de la camisa, asintiendo a cabezazos a cuanto ocurre en su sueño narcótico.
No dijo nada, apagó la cámara, la guardó y siguió caminando, en pos del compadre que ya le llevaba algunos metros de ventaja, y curioseaba entre los puestos de artesanías atendidos por aquellas indias inescrutables.

II.-
Los destellos de las cámaras --flashes, los llaman castizamente-- herían una y otra vez los verdosos chorros de agua de la fuente. Lejos, la sangre mana lentamente, fluyendo al ritmo irregular de las últimas palpitaciones del cuerpo de Edgardo. Pero acá, turistas, minuteros, peseteros e invitados a la ceremonia se afanan en cargar, apuntar y disparar con muy otras armas.

III.-
Tanto valor, y ahora ahí estábamos. La toma, en miope close up, recortaba nuestras cabezas contra el fondo borroso. Después, llegaron ellos, pero no los notamos. La ceremonia concluyó después de comenzado mi compromiso. Cuánto valor, caramba. A ellos tampoco les faltó valor; antes bien, les sobraba desvergüenza. Salimos a las ráfagas de luz.

IV.-
El turista se fue y sus compañeros subieron al avión. Y su compadre --cajas y cajas con artesanías-- hubo de pagar cuota de sobrepeso. Y ellos llevaban los bolsillos llenos. Docenas de casquillos percutidos guardia de honor macabra hacían junto a Edgardo. Ya nadie lleva prisa.

(sin título)

Se hundieron las cóncavas naves
como sapos entre los lotos,
pero no fue por causas graves:
fue impericia de los pilotos
que mamaban tus senos suaves.

Soleá

Fuera necedad amarte,
yo no sería más necio
que engreída tú en tu alarde.