domingo, 3 de octubre de 2010

Canción oxidada

A fuerza de sobarla, oxidóse la Luna
--cuál plata, ni qué nada-- de tanta decadencia,
de tanto, y más, lo mismo, lo mismo y es el fondo
oscuro y hueco y húmedo sobaco de la Tierra.

Debe indebidamente pergeñar un soneto
el idiota arrogante (aprendiz de poeta)
con oxidada Luna y nubes vaporosas
como bobo pretexto, como trillado tema.

¿Qué, pues, Luna, qué entonces, haremos con tu herrumbre?
¿Con el fagot que ronca, la gaita que berrea,
con el violín que chilla y el bombo que retumba
trovar los mismos lloros, cantar las mismas quejas?

Puede ser, si se puede, si se logra y permite
comprar los mismos panes con las mismas monedas,
con las mismas monedas que el mendigo rechaza,
redondas y oxidadas, como lunas pequeñas.

29 de julio de 2010.

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